Me cargan los resúmenes de fin de año. ¿Por qué? No hacen más que recordar lo que ya todos conocen. Ya todos sufrieron, la pasaron mal, celebraron o rieron a destajo... Prefiero planificar, ver qué viene, analizar qué vamos a hacer.
Para qué recordar que me fracturé, que no tuve vacaciones de verano, que me robaron el auto, etc, etc. Si todo ya pasó, y por algo.
Para qué recordar que la segunda mujer que he amado en mi vida regresó a Chile, pero con el chip cambiado. Válido. Pero hay que olvidar. De una. O de dos. O tres.
Se viene el 2008. Desafíos. Cual dinosaurio bicicleteando por las laderas que llevan a las Termas del Flaco.
Quiero ser mejor padre aún, tratar de mimar a mis padres (me cuesta ene, pero hay que intentarlo porque luego se van y uno los echa de menos), mejorar en la pega, recuperar de una vez por todas mi condición física y volver a trotar por las calles, estrechar lazos con mis amigos del alma y con los que se han escapado por ahí...
Al carajo con los resúmenes. Qué venga el 2008! Lo estaré esperando con un buen cabernet sauvignon.
PD: Gracias a José León y Daniel Díaz, mis abuelos, por enseñarme lo bueno: el vino y Colo Colo.
domingo, 23 de diciembre de 2007
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